Adiós a Vicente Ferrer

Publicado por Jesús María viernes, 19 de junio de 2009




Hoy ha fallecido a la edad de 89 años Vicente Ferrer. Todos los medios de comunicación del país se han hecho eco de la noticia. Los que hemos tenido la oportunidad de conocerle personalmente a él y su Fundación en la ciudad de Anantapur queremos agradecer el trabajo que ha realizado durante tanto años. Agradecemos la acogida que nos han dispensado en la Fundación y las conversaciones que mantuvimos con él en el atardecer de su vida. El día 23 de Julio de 2007 le conocimos por primera vez. Al día siguiente recogí en mi libro de notas estas ideas que ahora deseo compartir con todos:
“En la vida conviene no perder la oportunidad de hablar con aquellas personas que tienen un recorrido vital más grande que el nuestro y que por su trayectoria son dignas de ser imitadas. Por eso ha sido una sorpresa muy grata llegar a la Fundación Vicente Ferrer y tener la oportunidad de hablar personalmente durante un buen rato con su fundador, Vicente Ferrer. Pudimos escuchar los motivos que llevaron a Vicente a emprender, hace ya muchos años, este tipo de proyectos de desarrollo.
Después de conversar con él durante más de una hora podemos resumir en dos los motivos que le llevaron a desarrollar su trabajo en este país tan pobre.
En primer lugar, el amor por el hombre. Él hacía constantes referencias a la humanidad. Se preguntaba por el origen del mundo y del universo. Es la razón por la que cada ser humano se enfrenta, tarde o temprano, a una pregunta ineludible: ¿Qué es el hombre?
En segundo lugar, el sentido religioso de la vida. Hacía constantes referencias a Dios y a Jesucristo. Nos habló del pasaje de la Samaritana, del encuentro de Jesús con aquella mujer a la que él pedía de beber. De sus labios pudimos escuchar lo que dice la Escritura acerca de lo que es realmente importante en la vida y que tantas veces olvidamos. El fin de la vida del hombre es: “Amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos”. El camino de Dios es el camino del hombre.
Esta es la lección de vida que hemos podido aprender de un hombre que ha entregado su vida a los demás con el convencimiento de que al final, como él decía, todo acabará bien”.
Que el Dios de la vida le conceda el descanso para siempre.