Estamos de nuevo en la ciudad de Bangalore. Este es el cuarto año que nos hemos trasladado hasta este rincón del mundo para seguir colaborando con la Asociación Fides India Society.
En esta ocasión somos un grupo más numeroso. Lo formamos un total de 14 voluntarios. Todos procedemos del ámbito de la educación y de las ingenierías. Aunque de especialidades diferentes, todos compartimos la ilusión de entregar nuestro tiempo a los demás, especialmente a los niños del centro Nest Project.
Algunas personas en Burgos nos preguntan la razón por la que hemos decidido ir tan lejos a realizar un proyecto como el nuestro. Algunos nos sugieren que con los gastos que se generan en los viajes se podrían financiar muchas cosas en un país como la India.
La respuesta es siempre la misma: es verdad que en la vida se necesita dinero para muchas cosas, pero no todo se resuelve con dinero. De hecho las cosas más importantes de la vida no se compran con dinero. El amor no se compra con dinero. El sentirse apreciado por los demás no se compra con dinero. Y esto tiene que ver con las cosas más importantes de la vida.
Venir a la India para compartir el tiempo con un grupo de niños y de niñas que se encuentran en el centro Nest por haber nacido en condiciones difíciles e incomprensibles para nosotros no se puede comprar con dinero.
Sí, aquí estaremos un mes. Dedicaremos nuestro tiempo a ayudar a los niños en el estudio, realizaremos talleres de aprendizaje, visitaremos algún lugar del entorno. Estudiaremos la posibilidad de gestionar instalaciones que son necesarias para que la vida diaria pueda funcionar en mejores condiciones.
Y todo lo que hagamos lo conjugaremos con el verbo “servir”. Porque estamos aquí para hacer un servicio, para poner nuestras cualidades al servicio de los demás, para intentar que las personas con las que vamos a convivir puedan sentirse bien, y en su corazón pueda nacer y brotar la felicidad.
La felicidad, esa palabra mágica que hechiza al hombre de hoy. Un hombre que busca la felicidad pero que no sabe cómo encontrarla.
Aquí, en la India tenemos un pista. Nuestro deseo es hacer felices a otros. Hacer que las condiciones de vida de algunos de los desfavorecidos del mundo pueda mejorar gracias a nuestro pequeño compromiso. De hecho el proyecto del presente año lo hemos inspirado en el evangelio de Mateo (Mt 20, 20-28). Jesús también nos dice a nosotros lo que decía a sus discípulos: “el que de vosotros quiera ser el primero, que sea el servidor de todos”.
En un mundo en el que la tendencia es buscar ser servido, nosotros queremos ejercitarnos en la tarea de servir con lo que somos, lo que tenemos y lo que hacemos. Hemos nacido para servir. Si esto se convierte en una forma de comprender la vida, estoy convencido de que entonces en el corazón de cada uno de nosotros podrá brotar la alegría. Ese extraño fruto que tanto se cotiza en el mercado de la vida y que en tan pocas ocasiones se encuentra.

Jesús María Álvarez Martínez